¿Sabías que unos simples azúcares podrían cambiar la forma en que entendemos la salud y la enfermedad? Desde tiempos antiguos, como cuando Alejandro Magno usaba Aloe Vera en el campo de batalla, hasta los avances galardonados con el Premio Nobel, los glicanos han acompañado silenciosamente nuestra evolución médica y científica.
Hoy queremos invitarte a un recorrido fascinante por la historia de estas moléculas clave. Porque comprender el pasado de los glicanos es también comprender el futuro de nuestra salud.
La historia de los glicanos no comienza en un laboratorio, sino en la naturaleza. Se remonta al año 340 a.C., cuando Alejandro Magno llevaba Aloe Vera para tratar las heridas de sus soldados. Pero no fue hasta mediados del siglo XX cuando la ciencia empezó a explorar con profundidad el potencial de estas plantas.
En 1953, científicos de la Comisión de Energía Atómica (Lushbaugh y Hale) demostraron por primera vez que el gel de Aloe Vera tenía propiedades protectoras para la piel animal. Fue el primer paso hacia la comprensión de los polisacáridos activos como el acemanano.
La década de los 80 y 90 trajo consigo un auge sin precedentes. En 1983, se descubrió la eritropoyetina, una hormona glicoproteica esencial en la producción de glóbulos rojos. Poco después, en 1988, la revista BioTechnology revelaba que los carbohidratos eran clave en la función inmune.
El año 1990 marcó un hito con el reconocimiento formal de la glicobiología como ciencia, definida como el estudio de la estructura y función de los glicanos (cadenas de azúcares) presentes en organismos vivos. La Universidad de Oxford incluso lanzó una revista científica dedicada a este campo.
En paralelo, el Dr. Bill McAnalley descubrió un potente polisacárido activo en el gel de Aloe Vera: el acemanano, base del polvo Manapol®. Este descubrimiento derivó en más de 150 patentes y en 1994 se fundó Mannatech, la primera empresa en estabilizar el gel de Aloe Vera para uso nutricional.
Desde entonces, los suplementos con glicanos se han convertido en una herramienta clave para apoyar el sistema inmune y la salud celular.
Desde los años 90, diversos estudios han confirmado la importancia de los glicanos en la biología humana:
1995: Nature destaca que los azúcares son esenciales para el reconocimiento celular y el sistema inmune.
1996: Bioquímica de Harper enumera los ocho azúcares fundamentales en las glicoproteínas.
1998: El instituto Scripps recibe 34 millones de dólares para estudiar glicobiología.
2001: Se publica el primer estudio clínico que demuestra el impacto de Ambrotose® en la glicoproteínas del suero.
Además, en 2012, la revista New Scientist describió la glicobiología como la base de áreas tan críticas como la inmunología, la neurología y la biología del desarrollo.
En 2022, la Dra. Carolyn Bertozzi recibió el Premio Nobel de Química por su trabajo con glicanos. Su técnica, llamada “química bioortogonal”, permite estudiar estas moléculas en células vivas sin alterar su función, abriendo la puerta a nuevas terapias para el cáncer y enfermedades autoinmunes.
Este reconocimiento es un claro indicador: la glicobiología ya no es una promesa del futuro, es una realidad que transforma la medicina.
Lo que empezó como una intuición milenaria ha sido confirmado por la ciencia: los glicanos son piezas fundamentales de la vida. Están en nuestras células, modulan nuestra salud, y abren caminos en la nutrición y la medicina de vanguardia.
En The Glycans, creemos que conocer su historia nos empodera para cuidar mejor de nuestra salud hoy.
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